El Grupo Estaba Abierto: Acto de Amor y Gratitud
Cuando llegue por primera vez a AA, tenía escasos 23 años. Llegue el mes de febrero de 1989. En la noche de mi llegada, yo había ido a una ciudad cercana a mi pequeño pueblo a comprarme una botella de brandy para emborracharme y así darme el valor para matarme. Ya no soportaba el infierno de mi alcoholismo, los temblores, la depresión, la ansiedad, la soledad, la vergüenza apabullante, el maltrato a mi familia y la sicosis total.
Pero algo sucedió esa noche. No me ajusto el dinero para comprar mi última botella así que decide manejar de regreso a casa y quitarle dinero a mi mujer para emborracharme. Como a 3 kilómetros de estar manejando de regreso por la calle principal de la ciudad, note a mi derecha un anuncio luminoso con las letras de AA. No sé qué me motivo (ahora sé que fue Dios), pero me di la vuelta y me estacione enfrente del grupo. Como autómata o empujado por una mano invisible, me baje y entre a la junta. ¡La puerta estaba abierta!
En mi primera junta, solo estaban dos compañeros con escasos meses de sobriedad, pero habían sido responsables en abrir su junta. Se alegraron al verme; tenían café; me pasaron el mensaje. Me hablaron que ahí podría encontrar la recuperación y recobrar la dignidad perdida. Para ser franco, estaba tan aturdido por los efectos acumulados de mi alcoholismo que no entendí mucho pero seguí yendo todo los días. Cada día que volvía, el grupo siempre estuvo abierto. Pero fue gracias a esos compañeros que abrieron cuando llegue por primera vez que pude comenzar mi camino a la recuperación y este mes de febrero cumplo 31 años de sobriedad.
Hoy en día soy un maestro de escuela amo mi vida y llevo una relación maravillosa con mis hijos, nietos y ex esposa. Lo que me prometieron se ha cumplido y todo gracias a un acto que pudiera pasar desapercibido: el servicio de abrir la puerta del grupo. Este servicio por trivial que parezca es fundamental. Tiene un efecto mariposa que nos ha llevado paulatinamente a muchos de nosotros a disfrutar las mieles de la sobriedad, lanzándonos a la 4ta dimensión de la existencia.
A través de los años reflexiono y me pregunto: ¿Que hubiera sido de mí y mi familia si ellos no hubieran abierto la puerta del grupo ese providencial día cuando llegue por primera vez? Tal vez estaría muerto y mi familia totalmente desintegrada. Por esta razón yo tomo muy enserio el servicio de abrir la puerta del grupo a su hora. Para mí, es una cuestión de vida o muerte porque nunca sabremos quien va a llegar para salvar su vida. Es como si yo me accidentara y al llegar al hospital me encontrara que no hay doctores ni enfermeras, ¡moriría! Así de importante para mí es abrir la puerta.
Comparto mi experiencia porque muchas veces yo y otros servidores hemos estado solos en la junta sin que nadie llegue y he escuchado con tristeza a algunos compañeros que afirman que no abren su día o abren tarde, “porque no llega nadie” o cierran temprano porque “no llego nadie”, pero yo me pregunto: ¿Qué tal si ese día que no abrimos o abrimos tarde o cerramos temprano, llego alguien y encontró el grupo cerrado? ¿Estará Vivo? O ¿Volverá? Tal vez nunca sepamos porque no hay manera de llevar estadísticas de cuantos han llegado a las puerta de AA solo para encontrarlas cerradas y ya nunca pudieron volver, pero para evitar esto yo siempre trato de abrir mi junta a tiempo y si no puedo abrir, trato de encontrar a alguien que abra por mí. Siempre me recuerdo de mi propia experiencia.
Se que a veces es difícil o imposible abrir todos los días las juntas, que hacemos lo que podemos, pero creo que debemos hacer un extra pequeño esfuerzo por reducir lo más que podamos los días cerrados recordándonos siempre lo importante que es también este servicio. Recordemos que el día que llegamos a AA, alguien dejo todo por abrir el grupo en un acto de amor a otros que ni siquiera conoce y gratitud por los que los recibieron. Así que por amor y gratitud, “Yo soy responsable. Cuando cualquiera, dondequiera, extienda su mano pidiendo ayuda, quiero que la mano de AA siempre este allí. Y por eso: Yo soy responsable.” Para mi esa mano responsable se manifiesta abriendo mi junta y quedándome aunque sea solo hasta que termine la junta. Gracias.
Armando G.
Ánimo Armando saludos desde México que importante es el compartir la experiencia vivida para que el grupo mi grupo en el cual milito permanezca abierto para que cuando se manifiesto la providencia divina sus obreros hagan su parte gracias por compartir saludos Felicidades y felices 24 horas …. Secundado animooooo
Un saludo. El servicio en cualquiera de sus formas es valioso. Bien por reconocer la importancia de este. y Que Empieze por mi. He recibido grandes beneficios del programa. GRACIAS por recordarme las pequenas contribuciones que puedo hacer.
Gracias por su participacion. Y es verdad; todos los servicios son importantes.
Vamos hoy por un nuevo y lo recibiremos con amor y tolerancia
Gracias por compartir.
Así es, esperando al que va a llegar solo por hoy
Muchisimas gracias por compartir.