Primera Parte
Violencia Verbal y Emocional:
Efectos en la Persona, Familia y Grupo
La Persona
Una de las cosas que tuve que aceptar con el tiempo en el programa y atreves de la terapia profesional fue el identificarme como sobreviviente de abuso emocional, verbal y físico, pero también que esto me condiciono para convertirme en un abusador. Las secuelas del abuso me hacían sufrir a mí mismo y los que me rodeaban. Así que para cambiar tuve que identificar, admitir, compartir y cambiar. El ser abusivo tiende a ser una conducta aprendida así que tenía que hacer algo. Esto fue una dolorosa admisión, pero me ayudo a mejorar mi relación conmigo mismo y con otras personas.
Para aquellos que hemos sufrido y hemos hecho sufrir a otros por el abuso emocional, verbal y físico, no es algo sencillo de compartir, pero creo necesario hablar con franqueza sobre este tema para la reflexión y la transformación espiritual. Tampoco quiero dar a entender que yo sufrí más que otros; hay gentes que han vivido cosas peores, pero este relato es para compartir mi propia historia y proceso de recuperación emocional.
Déjenme contarles que yo crecí en un hogar alcohólico huérfano de padre desde los 6 años y con una madre alcohólica, promiscua y abusiva. En mi casa había gritos, insultos y golpes todo el día. No solo de mi mama sino también de mi hermano mayor. Yo vivía estresado y ansioso por las amenazas de violencia y la violencia consumada. Nunca sabia cuando me iban a pegar o humillar con gritos y sobrenombres en la casa o en la calle. En mi casa no se respiraba amor ni mucho menos comprensión, solo violencia verbal y física; no importaba cuanto me esforzara por ser amado, respetado, y aceptado nunca era suficiente lo que yo hiciera para lograr esto que tanto deseaba. Ayudaba a limpiar la casa, cuidaba de mis hermanitos, sacaba buenas calificaciones, pero nada de esto servía para detener los abusos. Me sentía sin esperanza, ni apoyo, solo y con mucho odio. A la postre yo también empecé a maltratar a mi hermano más chico que hoy le cuesta trabajo hablarme y perdonarme.
Los constantes abusos verbales y emocionales me hicieron crecer con mucho odio hacia mí mismo y hacia los demás. Pero más a mí mismo; no podía aceptarme, ni amarme, ni respetarme a mismo (interiorice el abuso). No quisiera contarles cuantas veces pensé en suicidarme o simplemente morir desde que tenía 11 años. Así que no fue de extrañar que desde los 13 años ya empezara a tomar mucho para aliviar el dolor emocional. Creo que los más difícil de esos años, fue no entender de donde se originaba tanto dolor en mi alma, la soledad, y las pocas ganas de vivir. Siempre pensé que lo que me pasaba era “normal” porque mi mama me decía que ella había sufrió más que nosotros y que estábamos en la gloria y que otras mamas eran peores así que yo le creía, pero yo me sentía desamparado y solo.
Ya cuando tenía 14 años, mi autoestima ya estaba por los suelos y mi alcoholismo comenzaba a empeorar ya que fue cuando tenía esta edad que mi mama decidió irse a trabajar a los Estados Unidos dejando a mi hermano mayor y a mí solos en México; solo se llevó a mi hermano menor que tenía 6 años. En el fondo yo me alegre que se fuera mi mama porque esto significaba más libertad para beber y un respiro a los golpes y a los gritos. El alcohol me daba alegría y ganas de vivir. Me hacía sentir bien conmigo mismo y eliminaba mi soledad lo que reforzaba mi dependencia emocional al alcohol, aunque a la postre terminaría por destruirme. Bebí tanto que a muy duras penas termine la preparatoria cuando tenía 17 años y durante todo esto tiempo jamás deje de sentirme mal emocionalmente solo alcoholizado podía soportar la vida.
En 1984 cuando tenía 18 años, emigre a los Estados Unidos. Más bien me escape a los Estados Unidos ya que pendían sobre mí una orden de captura (no oficial) por mis actividades políticas en México. Era miembro de un movimiento clandestino que se oponía a el gobierno mexicano de esos años. Llegué con mi mama y solo peleábamos hasta que me salí de su casa y me fue a vivir con una buena señora que me protegía y cuidaba. Cuanto la amaba por ser tan cariñosa como una verdadera madre. Ella murió a finales de los 80s y todavía vivo agradecido por el año que viví con ella.
Durante este tiempo seguí tomando mucho y haciendo trabajos esporádicos fue entonces cuando conocí a la persona que fue mi esposa y madre de mis hijos. Fue un romance muy loco, que culminó con ella juntándose conmigo….(continuara).
By Armando
Nelly hija de un enfermo alcoholico. Un ser humano carinoso, inteligente, trabajador, sencible y muy enfermo. El contagio de esta enfermedad del alcoholismo en la familia es desconsertante y cruel. Por la gracia de mi PS y mi enfermo padre que cubrio el requisito que necesitaba para hoy ser miembro de un progarama de 12 pasos. Esto me permite ver y sentir que no todo fue malo. Lo bonito que tenia mi padre tambien es parte de mi esencia como persona. Ademas de agradecer el esposo que mi PS por un tiempo me presto y valorar los detalles que me regalo y que en su momento no pude apreciar ni disfrutar. La enfermedad del alcoholismo contamina y obstruye el amor, la dignidad, el entuciasmo, el agradecimiento, la alegria y autoestima, que por derecho me corresponde. Gracias a Dios estoy en el programa aprendiendo a vivir, dar, y recibir lo que la vida me ofrece. Gracias Armando por compartir. Despues de leer tu experiencia puedo aprender un poco mas la naturaleza de la enfermedad y comprender porque al alcoholico le cuesta mucho sentirse digno de recibir amor, respeto y aceptacion. Espero la 2da parte. Hasta la proxima.
Gracias por tu comentario se ve que eres una persona educada y mesurada. En lo que respecta a las deformaciones emocionales, tienes razón. Yo he trabajado en centros de rehabilitación para personas pudientes y siempre encontré los mismos problemas y deformaciones características de nosotros los Alcohólicos. La única diferencia es la intensidad y la necesidad de más esfuerzo en la recuperación cuando se presentan situaciones extremas en la infancia y también durante el alcoholismo…Gracias por tu comentario…:)
Hola Armando
Siempre es muy útil escribir sobre lo sucedido durante nuestro pasado, somos liberados de esas experiencias que suponemos nos afectaron desde la infancia, y es importante hacerlo; Sin embargo, si leemos nuestro paso 10, nos hará entender que todo mundo, sin exepción ha sufrido deformaciones emocionales, nadie se escapa a ello, Carl Gustav Jung también afirma lo anterior.
Consecuentemente, aunque se nos haya tratado muy mal o hubiésemos nacido entre la realeza europea y nos hayan siempre cuidado entre algodones, nuestras emociones de alguna manera encontrarían campo propicio para deformarse, y ello es debido a que en términos espirituales esas deformaciones tienen un sentido en nuestras vidas, ya que se van a manifestar en nuestros instintos desviados o defectos de carácter que generarán el egoísmo de mi voluntad y hasta mi alcoholismo.
La misión en mi vida de esas desviaciones es increíblemente importante, por extraño que parezca, son las responsables de ayudarme a entender que necesito depender de un Ser Superior, esa también es la misión de nuestro programa de A.A. y todo eso es a fin de cuentas una maravilla que me ha ayudado a entender mi propia existencia libre de adicciones.
Adelante con la escritura de tu pasado, y adelante con nuestra recuperación.
Un abrazo desde CDMX