Soy “Chatito” y soy un alcohólico; tengo 50 años de edad y 3 y medio de sobriedad. Quisiera compartir por este medio mi experiencia como alcohólico,  y como me recupere gracias a Alcohólicos Anónimos, mandando así un mensaje de esperanza para todos los que sufren bajo las garras del alcoholismo.

Mi carrera alcohólica comenzó a los 9 años de edad en mi natal Michoacán México en un evento para padres de familia y alumnos en la escuela primaria que yo asistía.  Recuerdo que estaba muy nervioso porque tenía que recitar un poema de agradecimiento a la escuela y bailar el “Jarabe Tapatío” con otros alumnos.  Mi maestra de 5to año que estaba tomando me dio alcohol en el vestidor de la escuela para infundirme valor y poder actuar en frente de todos los padres de familia. Me hizo tomar un vaso de alcohol en dos tiempos.  Esto fue demasiado para mí; el resultado fue funesto socialmente hablando ya que se me olvido el poema y no pude bailar; fue una experiencia muy vergonzosa que me marco psicológicamente toda mi vida.  Pero a nadie parecía importarle esto.

A lo sucedido en la escuela se le agrego la situación insoportable que yo vivía en mi hogar. Había mucha violencia y pobreza en mi casa situaciones que pavimentaron el camino de mi autodestrucción.  Mi padre alcohólico golpeaba muy seguido a mi mama enfrente de nosotros y mi hermano mayor gustaba de golpearnos a todos los demás hermanos. Unos semanas después del incidente de la escuela, me canse, y lleno de rabia pude pegarle a mi hermano mayor, pero esto solo empeoro las cosas para mí porque me corrieron de mi casa cuando todavía tenía 9 años.  Me fui a otra ciudad a vivir con mi hermana de solo 14 años que se había escapado primero que yo y estaba casada en esa ciudad; viví con ella por 3 años.  Durante ese tiempo,  trabaje en una rosticería, y vendía chicles en las noches en la zona de tolerancia.  Las mujeres en la zona de tolerancia me daban de tomar alcohol hasta que me ponían borracho; me hacían bailar y se reían de mí porque estaba borracho. Pero me compraban comida por lastima así que en mi inocencia no alcanzaba a protestar, y tampoco tenía a nadie que me defendiera.  Sentía un enorme vacío y soledad.  No obstante, viajaba muy seguido al rancho para ver a mi mama y darle dinero para que se ayudara ya que mi papa no era de mucha ayuda.

En medio del desamparo me hubiera gustado ser bueno y que la gente me mirara bien, pero esto no parecía suceder, así que a los 12 años de edad tuve mi primera fuga geográfica; me vine a vivir a los Estados Unidos.  Llegue a un campo agrícola de uva donde trabajaba mi hermano mayor, pero no me dieron trabajo ya que era menor de edad, así que conseguí trabajo en la cocina del campo pelando papas. Ahí el capataz no echo la “migra” para no pagarnos. De ahí me fui a otra ciudad de California donde estaban muchos paisanos de Michoacán.  Ahí me rencontré con otros dos hermanos, pero me emborrachaban y me quitaban lo que yo ganaba en mi trabajo. Tuve que alejarme de ellos también. Me sentía muy solo y rechazado por todos.

Después de unos años de soledad y borracheras continuas, volví a Michoacán y de allí a Mexicali, pero solo encontré más problemas por mi alcoholismo; fui “pollero,”  boxeador, vendedor de droga, y hasta estuve preso acusado de secuestro en una de mis correrías como “pollero.” Buscando aceptación, salí corrido de todos lados.  Pero a pesar de todas estas pérdidas y problemas, no tenía el poder para dejar de beber.

Eventualmente regrese a California, solo y con muchos problemas.  Mi alcoholismo iba empeorando cada vez mas trayéndo consigo muchas secuelas negativas; viví en las calles; me aleje de mi mujer e hijos, y me causo graves problemas físicos. Mi alcoholismo me provocó una congestión alcohólica que daño mi corazón, fue así como llegue a Alcohólicos Anónimos derrotado y sin esperanzas. No sé cómo pero la aceptación incondicional de mis compañeros y sus experiencias como bebedores y como se recuperaron me arrancaron la obsesión por beber. Fue aquí donde por fin encontré el amor que siempre anduve buscando en la borracheras. Tengo muchos amigos que me quieren y ayudan. En A.A. me han aceptado sin importar mis errores pasados. Hoy he estado sobrio por más de  3 años y medio y mi vida ha cambiado gracias al programa de A. A. Soy más feliz, y aunque todavía no he podido hacerme rico, ya no estoy solo. Gracias a Dios.

Coachella California.